Capítulo 6: Boris Vian


En la música popular del siglo XX, la adspcripción a una tribu urbana era de vital importancia. Nosotros empezábamos con el punk británico que capitalizó el desencantó de la postmodernidad. Hoy, en este nuestro último capítulo, viajamos a Francia y nuestro principal protagonista, Boris Vian, perteneció a los Zazou. Jóvenes amantes del jazz que resistieron en la Francia fascista de los años 40. El jazz, es hoy una música recluída a fonotecas y festivales, pero que tuvo su expansión internacional en los clubes de jazz. Muy lejos del Bayou, París fue refugio de los músicos afroamericanos que eran recibidos como artistas en Europa y olvidaban el segregacionismo de su país.

Antes de su intelectualización, el jazz fue el estandarte del irracionalismo y el refugio de la improvisación. Enemigos de la moralidad se vieron recluidos en los subsuelos de París, la música popular norteamericana se cruzaba con la filosofía existencialista francesa. En el medio a modo de bisagra Boris Vian: músico, crítico de jazz, propietario del club Saint Germain, escritor y traductor. Porque su frágil corazón le impedía extender su vida en la línea temporal, decidió vivir intensamente, reuniendo una producción artística y vital para dos o tres vidas. El haber crecido en la capital europea del jazz le proporcionó la descarga necesaria para afrontar todo de una forma electrificante, volviendo loco el amperiómetro de la vida. El jazz fue su metrónomo, que hoy sea el nuestro y que nuestras vidas se aceleren con él.

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